La administración de Donald Trump se prepara para lanzar una redada migratoria a gran escala en Chicago a partir del martes, un día después de que asuma la presidencia, según informó The Wall Street Journal. La operación, que durará una semana, implicará la participación de entre 100 y 200 funcionarios del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), enfocándose inicialmente en indocumentados con antecedentes criminales, aunque también podrían ser detenidos aquellos sin antecedentes si están presentes durante las redadas.
Chicago ha sido seleccionada como el primer objetivo debido a su gran población migrante y las tensiones entre Trump y el alcalde demócrata Brandon Johnson. Esta acción busca enviar un mensaje a las “ciudades santuario”, que limitan la cooperación con las autoridades federales de inmigración. Además de Chicago, otras ciudades como Nueva York, Los Ángeles, Denver y Miami están bajo la mira de la nueva administración.
Expertos y empleadores han expresado preocupación por el impacto económico de las deportaciones masivas, especialmente en sectores clave como la agricultura, la construcción y los servicios, que dependen de la mano de obra migrante. Las redadas reflejan el compromiso de Trump de cumplir su promesa de campaña de realizar la mayor deportación en la historia del país.
