El cardenal Kevin Joseph Farrell, actual camarlengo de la Iglesia católica, es la figura clave durante el periodo de Sede Vacante, tras el fallecimiento del papa Francisco. Desde este lunes, Farrell tiene la responsabilidad de gestionar temporalmente los asuntos administrativos y ceremoniales del Vaticano hasta la elección del nuevo pontífice, de acuerdo con las normas establecidas por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis y la Praedicate Evangelium.
Una de las primeras funciones del camarlengo ha sido certificar oficialmente la muerte del papa en presencia de altos cargos eclesiásticos y supervisar el sellado de los apartamentos papales. También está a cargo de los detalles logísticos del funeral y de asegurar el secreto del cónclave en la Capilla Sixtina, donde se elegirá al nuevo líder de la Iglesia. Aunque sus atribuciones son limitadas por el corto tiempo sin pontífice, sigue siendo una figura fundamental en este proceso de transición.
Farrell, nacido en Dublín en 1947, ha tenido una destacada carrera dentro de la Iglesia, tanto en Europa como en América. En México, dejó una profunda huella durante su estancia en Nuevo León, donde fue capellán en la Universidad de Monterrey. Ahí impulsó la difusión de temas relacionados con la bioética y la ética social, consolidando su compromiso con la formación humanista y moral, lo que marcó su labor pastoral en la región.
Posteriormente, Farrell fue obispo en Estados Unidos, donde asumió diversas responsabilidades eclesiásticas y administrativas. Fue creado cardenal por el papa Francisco en 2016 y actualmente ocupa importantes cargos, como prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, presidente del Comité de Inversiones del Vaticano y administrador del Fondo de Pensiones. Su formación académica, experiencia pastoral y profunda conexión con diversas regiones del mundo, incluido Nuevo León, lo convierten en una de las figuras más influyentes de la Curia romana.